domingo, 6 de noviembre de 2011




Y siempre tuviste derecho a intentarlo, sigues teniéndolo aunque estés cansada, tienes derecho a perseguirlo, a romperle la cabeza a todo el que te rodea, a tentarte a hablarle a las diez y cinco o a las dos en punto, a ser borde con él o a perderle las llaves. Vas a seguir muriéndote por él, vas a seguir sonriéndole, sintiendo escalofríos cuando su culo pasa, hablándole de forma distinta, retorciéndote de verlo con cualquiera, y el va a seguir queriéndote igual, a su manera, en todo su esplendor, haciéndote daño, o haciéndote creer que eres la persona más maravillosa del mundo. Quedaros en el que tal o que te diga que “eres la niña perfecta y lo curas todo” Y tu seguirás derrochando minutos, horas y días del calendario pensándolo, gastarás de todo lo que tengas y más que no sabías que tenías. Y nunca volverás a querer igual y aunque te digan que no saldría bien o que pasaríais la vida discutiendo y follando, tú preferirías hacer esas dos cosas con él a vivir una vida de ensueño con un príncipe de cualquier cuento. Y es que todos sabemos querer, hasta los terroristas tienen que saber querer, pero hay gente más y menos romántica, al igual que hay árboles de todos los tamaños y paredes de todo tipo de colores. Hay amores para todos los gustos: amores ocultos, que se notan si te fijas, hay mentes enfermizas enamoradas, hay vidas de amor de ensueño, hay amores que no matan, y hay otros que… matarían siempre.


“el roce de tu mano, las cosas que sabes que tienes que decir para volverme loca, tu sonrisa diferente y lo difícil que eres, ya te lo dije una vez”

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