lunes, 18 de febrero de 2013

Nos hartamos de vivir tantas veces, hay que decir que incluso el más pintado puede caer en limpio, hay suelos desiertos para todos, pero si los envuelves y te los metes en tu mochila con tus creencias tus sueños y tus ganas de vivir, llegará el momento en que buscando acabes por encontrar lo vivido que ha aterrizado en un rincón lleno de nada. Es verdad lo que dicen, que de todo se sale y que todo se acaba, lo bueno y lo malo, que toooodo, es efímero. Piénsalo. Cuanto te llegaban a doler las anginas a los siete años y la tripa aquel día devolviendo un yogur de macedonia en el jardín de tu mejor amiga, como lloraste la primera vez que se rieron de ti por algo que ni siquiera ahora recuerdas. La felicidad de la primera noche que saliste con tus amigas, tu primer beso o las arcadas de tu primera borrachera. Lo inmensamente llenos de vida que nos creemos pensando que nada se va a ir al cuerno. Y la de cosas que se te fueron cruzando, una y otra vez y creíste que serían para siempre tuyas. Despues te vas dando cuenta de toooodas las putas etapas que vas dejando atrás, y no solo porque los zapatos vayan aumentando de talla y los sujetadores se te llenen a la vez que tu cabeza se va haciendo un hueco en las conversaciones adultas. Digo que todo pasa porque vas superando retos. Vamos a pensarlo bien, Querer a alguien sin medidas de dolor y llorar durante horas, vale que si, que estabas enamorada hasta las trancas y no cambiarías por nadaaaaaa todo lo que viviste a su lado, enfados incluidos, todo ese enamoramiento con sus conversaciones sus noches sus sonrisas tus lloros y todo eso. Pero a que precio? nos dedicamos a pensar que nada va a volver a ser lo que era y a veces hasta nos quedamos enterrados en recuerdos sin darnos cuenta de que alguien maravilloso está esperando para agarrarte y ofrecerte que entres en su vida de una vez. Y buf, ahí la decisión ya es tuya, las secuelas, te arrebatarán la seguridad en más de una ocasión y probablemente las primeras caricias y los primeros parches, sean punzaditas en el corazón que desangren más tarde acomodadas en tu cama.. después comprendes que vale, nada igual, ni los besos se dan al mismo ritmo ni el corazón late con la misma intensidad, pero no es un error de fábrica. Estamos preparados para acostumbrarnos a determinadas manos, determinadas bocas, determinadas sonrisas... y el dolor que se siente cuando te arrebatan puede ser similar al de un disparo, una jeringuilla de MDMA directa al corazón y tener la sensación de que si lo vieras otra vez y te pincharan para quitarte sangre, no encontrarían ni una gota. Pero todo pasa, crees que te vas a morir, y después el día menos pensado se te pasa. Bifurcamos sentimientos, nos emborrachamos y gritamos que queremos a alguien con toda el alma ¿y despues? bomitas un rato y te levantas al día siguiente con una resaca increíble. Que todo parece enoooorme y los problemas superimposibles que ni piensas que puedan llegar a arreglarse, somos tremendistas en extremos, desconfiados egoístas y pecamos de gilipollas retrasados y sunormales, pero en realidad solo somos personas que caminan por senderos complicadísimos (JA JA) o tan fáciles que no sabemos con qué tontería engancharlos. Así que nada, a ser felices queridos, que cuando todo se termina, entonces si que estamos perdidos.