martes, 15 de noviembre de 2011

TUESDAY

La publicidad, te aseguro que es capaz de engañarnos hasta tal punto de llevarnos a casa unas sábanas de franela un día de verano en el que hace tanto calor que en Nueva York, los pájaros se caerían al suelo. Estos meses, esas sábanas resultaron inútiles y no acataron un valor hasta que viste como se te caía encima el paquete de aquella tienda, y tu terminas poniéndolas, y probar, si te resultarán cómodas y no se estropearán la primera vez que las metas en la lavadora con ese nórdico que lleva años metido en tu cama, y tu lo sabes, que eso que siempre está encima de ti no lo va a destrozar nada, ni la lavadora más potente del mercado. No va a ser sustituido por unas sábanas de invierno de rebajas de verano. Pero aun así puedes intentarlo, solo espero que no te joda nadie las sábanas, que a tu madre no le caiga ni un chorrito de lejía al lavarlas, y tu ten cuidado, de como las extiendes y si las planchas con muchas o pocas arrugas, que ahí encontrarás alguna respuesta. Y tu piénsatelo bien y si merece la pena, que te valgan para pasar el invierno, pero no te ilusiones, seguramente no serán de muy buena calidad. Aunque quien sabe, al menos te darán calor unos días, acuérdate de comprobarlo. Tocate los piés y si están fríos, no te esfuerces más, las bolsas calientes de agua no ayudan a las sábanas, y recuerda que, solo duran hasta la mañana siguiente, y después no valen para nada. Te lo digo por experiencia, que de sábanas poco, pero de hombres bastante.

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