jueves, 17 de noviembre de 2011


No me des noches, que yo sé que te gustan más las botellas y las piernas con menos carne, y vivo con ello, lo acepto, lo acepto ahora, aunque antes te pidiera la vida y un par de hijos. Pero ya no, te aseguro que no, un día me desperté por la mañana y me acordé de que te quería distinto, igualmente mucho, mucho, como de aquí a Barcelona descalza. Y me di cuenta de que no se parecía en nada a lo mal que me puedes llegar a caer (a veces). Porque tu matas. Y cuando matas me caigo de las torres gemelas aquel once de Septiembre y me vuelvo a meter contigo en mi cama en febrero de este año, vuelves a levantarme la falda, y otra vez, veo como buscas a Wally en una biblioteca y me hablas de arquitectura y decoración. Pero tú sigue matando, que algún día solo quedará un trozo de lo que fui enamorada de ti, que no fue poco, te lo podrá asegurar cualquiera. Querer en todas las formas no escritas, de doler y de reir, en todos los ángulos y como ningún libro te lo podrá explicar… y mejor, porque no creo que leer sea lo tuyo. Y no sé, después de un par de polvos con personas ajenas a nuestro trato, que no me den ni una miserable gota de lo que tu eres capaz de producir, unas botas nuevas, unas trescientas fotos y algunos ahorros más en el banco, quizá llegue el día en que esté preparada para dar a la altura de lo que llevo recibiendo durante este tiempo. NADA. Y ya se verá si te gusta, si piensas con el rabo entre las piernas o con la manito en la cabeza. Porque si nunca te paraste a pensar, un día descubrirás que todo lo que, abandonas, no haces caso o no te comes, al final se acaba, se estropea o simplemente se va. Pero eso es porque todo cambia, todo todo, y muchas cosas en su cambio, se invierten. La nieve se derrite, las casas se destruyen, lo blando se hace duro y por supuesto también lo duro se hace blando. Y si no, prueba, deja una loncha de queso en la nevera durante una semana, si no te la coge alguien antes, cuando te acuerdes del será demasiado tarde, ya no te la podrás comer. Y te aseguro que ni eso, ni lo mío, tendrán solución.

No hay comentarios:

Publicar un comentario