martes, 1 de abril de 2014

"YO LO RECUERDO TODO" que frase tan, ¿como era? mítica, la habremos escuchado en una gran cantidad de escenarios, momentos.. películas, canciones, libros... Si hemos tenido algún novio peliculero, probablemente, de una persona de carne y hueso, en eso, yo sería el chico, el que dice esas cosas que en las pelis quedan taaaaaaan bien. Pues bien, he de decirlo: Es imposible, no tengo ni la más remota idea de si está demostrado, pero tiene que ser imposible, porque yo puedo decir que recuerdo donde tiene cada lunar de su cuerpo, pero, si, siempre se me escapa alguno. Sé exactamente que cara tiene al dormir, como pone los ojitos, pero como las mates no son lo mío, no sé que distancia separa sus labios cuando lo hace. Pero sé que con tenerlos a cinco centímetros de mí el corazón me late con tanta fuerza que se disipa todo, parece que, las aceras pegaran los zapatos de la gente al suelo y las moléculas del aire se desvanecieran y  de repente todo el mundo se quedara ciego para que toda la cordura fuera mía y  deja que me pegue cinco minutitos más a esos mofletitos escuálidos a los que he besado más que nadie. Antes, justo antes de meterme en cama recuerdo,  el sábado pasado me secó el pelo al salir de la ducha, sin que se lo pidiera, como si me oyera por dentro, como si, supiera, que simplemente eso, era justo lo que quería que hiciera, como si fuera,¿cuál era la palabra? ¿plenitud? ese instante de felicidad. Pocas veces lo he sentido, por ello me parece un momento de cajón, de guardar. Sé, como refunfuñas cuando no me pongo en modo positivo, cuando me compro un par de zapatos más y tu añades un punto a la última frase que me escribes, con sutileza, para que me entere de que no compartimos opinión, que no me hacían falta más zapatos. Sé todo, todo eso que quieres decirme cuando me miras y que no dices porque está de más, todo eso que no se cuenta, que sería ordinario intentar explicar, pero que cabe en cualquier cabecita enamorada hasta las trancas. Y puede que el amor sea eterno, o no. Puede que pase mi vida a tu lado, o también puede que no. Pero nunca, nunca nunca nunca, voy a dejar que digan que no lo he intentado.

lunes, 3 de febrero de 2014

























...para siempre jamás.

jueves, 5 de diciembre de 2013

Hay cosas de las que no hablamos, en todos los ámbitos ¿te das cuenta?
La mayoría ni siquiera somos conscientes de cosas simples que pasan por delante de nuestras narices todos, absolutamente todos los días que nos levantamos y salimos a la calle con nuestro pie preferido. Hay cosas sencillas, que simple y llanamente, son ajenas a los pensamientos comunes de la tierra, del planeta, es más, del universo. Hablo de temas banales, Nadie habla de los diez minutos después de que alguien con la que llevábamos días, una tarde, horas, alguien a quién queremos, se marcha. No hablo de para siempre, eso sería entrar en temas demasiado dolorosos, me refiero a irse hasta el día siguiente, hasta dentro de una semana, hasta las próximas navidades. Hablamos de separaciones en un sentido tan amplio, cuantos millones de relaciones viven a diario a  miles de kilómetros, a mares por el medio, a colinas, a desiertos. Madres e hijos, parejas que se quieren descaradamente, hermanos que echan años sin verse, abuelos que aciertan la altura de sus nietos gracias a las fotos enviadas de vez en cuando. Hablamos de distancias, pero la distancia también es relativa, solamente con desearlo, podemos matar distancias. Todos hemos vivido esos diez minutos de después, ese nudo que empieza a crecer automáticamente en el momento en el que nos bajamos de un coche, estamos en un lugar, y pum, ya no. Y lo bonito que sería a veces hablar de ello. Para mi ese, es mi momento preferido por antonomasia, porque que bonito es eso de echarse de menos.

 Estás a su lado, tocándole la pierna, un beso rápido, o dos o tres, y dos semáforos más abajo te das cuenta de que ya no está, y añoras, ojalá cinco minutitos más. Sólo le racaneamos al reloj minutos por las mañanas al despertarnos, y lo que podríamos aprovecharlos en cualquier otro momento del día… Estas una semana pegada las 24h del día a tu mejor amiga, y así, te subes a un tren y a los diez minutos estás en la otra punta de la ciudad. Vas a una ciudad nueva de viaje, conoces sitios y los haces un pelín tuyos, te vas, ya no sabes si volverás a verlos. Perdemos en segundos, ganamos en ellos, y no nos planteamos que deberíamos disfrutar todos los días, que no debemos esperar a  que sea día uno para empezar una dieta, a que pasen los exámenes para ir al gimnasio, a las vacaciones para quedar con alguien. Ver a alguien veinte minutos, te recompone más el corazón que echar veinte minutos quejándote. Que las relaciones, no  se rompen en días señalados, y que las cosas más simples, las cosas que pueden romperte, recomponerte, ayudarte amargarte, suceden  a menudo, cuando menos piensas en ello. Deberíamos luchar con el tiempo de aliado, no como enemigo. Contra los políticos, los que matan, contra todo lo malo del mundo, pero no hacemos nada. De nada. Y así nos va.

martes, 22 de octubre de 2013

Supongo que no debemos pensar en ello, simplemente es así, y todo pasará sencillamente sin darnos cuenta, los años juntos, o los olvidos que tendremos que hacernos, ponte en situación, es decir, los rotos que tendría que reparar si algún día coges mi corazón y te largas, sin prisa, pero sin poder hacerle nada. Pero es mejor no pensarlo, porque no me gustan las cosas que no puedo programar, por ejemplo, no puedo planear el viernes un lunes, y esas cosas, las que se me escapan de las manos, pueden llegar a superarme. Es decir, no sabría decirlo, o explicarlo, en este caso no tengo muy claro cuál es el término más concreto, el que lo explica con más exactitud, pero da lo mismo. No sabría decir como de oscuros serían los días si esto acaba, pero estoy convencida de que tendría ganas de arrancarme la piel, porque es suya, y que no podría pensar en él porque con sólo hacerlo me volvería loca. O sea, me da miedo, horror.
Pánico, la idea de que en un momento de mi vida me apetezca preguntarle algo, incluso la cosa más tonta, no tiene porque ser importante, y no le encuentre. No encontrarle desnudo un domingo por la mañana a mi lado, o simplemente al otro lado del teléfono, la idea de que me llamen enana y no tengan su boca, o esa forma de sonreír. Esta claro que estas últimas lineas cada uno las entenderá a su manera, que jamás será la mía, que es complicada de entender, como lo son todas las cosas hermosas de este mundo, es cierto eso de que las cosas más bonitas no son para explicarle a nadie, simplemente se sienten, y se evaporan dejando ese aroma, recuerdo, esas trivialidades o incógnitas tan nefastas para los demás y tan maravillosamente simples para uno mismo. Y no volvería a ser igual, sinceramente, me produce nauseas pensar que puede haber vida después de ti. Que puede haberla, y sí, lo más probable es que la haya, pero no la quiero.

jueves, 10 de octubre de 2013

Todas, de verdad, absolutamente todas las personas de este mundo, contamos con un pequeño ejercito de ayuda dentro de nuestro cerebro. Sin duda, algunos le prestamos más atención que otros, pero todos sentimos, para dentro o para fuera, con más o con menos fuerza. Pero ese ejército es similar a todos los ejércitos que existen… sufre fases, momentos, es un ejercito que, se excita, se agobia, se acalora y en ocasiones puede dar la sensación de que está al borde de una explosión. Entonces sucede, sin haberlo previsto el ejercito amansa, se disipa de su bloqueo, y comienza a pasear con pies cautos sobre la misma tierra que hace un rato corria a velocidades no recomendables para la vida de cualquier insano, es decir, el ejército se tranquiliza ¿no? Esa es precisamente la explicación de lo que tú provocas en mí. Tu me amansas, eres mi música, sin duda intentare seguir siendo tu fiera así como unos ochenta años más si a ti te parece bien, podemos no casarnos, lo prometo. Imagínatelo, escoger juntos el nombre de nuestros hijos, o lo que es mejor, ayudar a nuestros hijos, a escoger el nombre de los suyos también. Que bien suenan los adjetivos determinativos posesivos en plural, es acojonante. Juro que antes de ti, yo no creía en la eternidad, pero he aprendido que existe pegada a tu boca, pero no se lo cuentes a nadie, hazlo por mí. No le descubras a nadie más lo maravilloso que eres. No enseñes todo lo que escondes debajo de esa mata de pelo oscura, quiero sólo verlo yo. Y que sí, sé lo que estás pensando, que si, aquí, ahora, doce y pico de la noche, y ya veremos como va la cosa, que ahora lo único que importa es comernos a besos y miradas, las manos entrelazadas el mayor tiempo posible y las sonrisas que hablan solitas. Después, de vez en cuando voy yo, y le hago una redada a mi ejército, nos echamos un pulso, en el que acabamos perdiendo los tres, te incluyo, ya que la mierda te salpica más de lo que debería de vez en cuando. Pero siempre empezamos y terminamos del mismo modo. Sin reflexionar, mi ejército y yo decidimos que somos portadores de mala suerte, o lo que es peor, que estamos “gafaos”. Es entonces cuando recuerdo que mi corazón esta repleto, que no cabe ni un solo gramo de amor más, y que el único combustible fiable es tu risa. Es ahí cuando nos damos cuenta de que la suerte si existe y dejamos las quejas para dentro de un poco de dolor más tarde. Reconocemos que a veces, lloramos de más, nos quejamos de más, y es probable que hayamos comido o dormido de menos. Y caemos en la cuenta de que, es real, existe alguien que piensa en nosotros al otro lado del teléfono, que guarda nuestra foto en su cartera y que se despierta a nuestro lado todos los días que puede. Y que, pase lo que pase, o venga lo que tenga que venir, llevamos desde principios de año teniendo los ojos más bonitos del mundo en nuestra vida, con sus noches, y sus días enteritos, y que hemos reído, nos hemos dolido y hemos pasado a su lado los mejores días hasta la fecha, pero sobretodo, que podemos asegurar que nos ha dolido la mandíbula en demasiadas ocasiones de tanto sonreír, y que eso ya, no nos lo quita nadie, todas esas razones por las que sus besos saben mejor que los del resto. Entiendes, que la vida, es mucho más fácil de llevar cuando la compartes sonriendo.

martes, 30 de abril de 2013


A veces incluso llegas a pensar, vale, frena, demasiado bonito para contárselo a tus hijos ¿verdad? Siempre he creído que somos animales de costumbres, que las cosas, no se deben echar de menos si nunca has contado con ellas, pero y cuando las vives, las sufres, las intentas repetir, ¿alguna vez has dado un beso igual? Aunque sea a la misma persona, nunca ¿verdad? Ni siquiera esos que se dan uno tras de otro, pero sabes a cuantas revoluciones funciona tu corazón exactamente y como te tiemblan las piernas antes de que él te dé esos besos en la nuca, y sabes como se queda mirando tu espalda después de, cuando te das la vuelta para que te abrace, y el voltaje de su sonrisa por las mañanas, cuánto le gusta dormir. Y lo mejor, lo más bonito del mundo, reírte con tu boca siamesa de la suya, a carcajadas, y dar verdadera vergüenza ajena en cualquier sitio público por esa cara de tontos que se nos pone. Sigo acostumbrándome a ti, mi vida no era del todo mala cuando tu llegaste, sin avisar, cuando me dijiste las primeras nueve palabras con esa sonrisa tuya. Te aseguro que me pasaría el día en ella, la tengo estudiada, subrayada, memorizada, y te aseguro que la conozco mejor que nadie y también que, si supiera dibujar, sabría dibujarla con los ojos cerrados, que tú, sin duda eres lo más bonito que me ha pasado, que seguirá pasando en mi vida, porque estoy segura de que me pasaría días, meses, años, en cualquier lugar, haciendo todo eso que la gente hace, pero que nosotros hacemos mejor. Yo no echo de menos nada anterior a ti, supongo que sufro el problema de enamorarme de momentos, pero soy lo suficiente lista para entender que no duran, que pasan dependiendo de cómo, cuánto, sepas aprovecharlos. Yo solo quiero aprovechar hasta la última gota. Quererte sin que me importe donde , cuando y donde se va a terminar, acabar, marcar el fin. Que mal suena eso de los finales, les tengo más miedo que a las multas, las cucarachas, y los condones rotos. Pero hemos de saberlo, todo se termina, dentro de un minuto o dentro de sesenta años, y por eso, como alguien dijo alguna vez, hemos de disfrutar cada momento como si se tratara del último.

lunes, 18 de febrero de 2013

Nos hartamos de vivir tantas veces, hay que decir que incluso el más pintado puede caer en limpio, hay suelos desiertos para todos, pero si los envuelves y te los metes en tu mochila con tus creencias tus sueños y tus ganas de vivir, llegará el momento en que buscando acabes por encontrar lo vivido que ha aterrizado en un rincón lleno de nada. Es verdad lo que dicen, que de todo se sale y que todo se acaba, lo bueno y lo malo, que toooodo, es efímero. Piénsalo. Cuanto te llegaban a doler las anginas a los siete años y la tripa aquel día devolviendo un yogur de macedonia en el jardín de tu mejor amiga, como lloraste la primera vez que se rieron de ti por algo que ni siquiera ahora recuerdas. La felicidad de la primera noche que saliste con tus amigas, tu primer beso o las arcadas de tu primera borrachera. Lo inmensamente llenos de vida que nos creemos pensando que nada se va a ir al cuerno. Y la de cosas que se te fueron cruzando, una y otra vez y creíste que serían para siempre tuyas. Despues te vas dando cuenta de toooodas las putas etapas que vas dejando atrás, y no solo porque los zapatos vayan aumentando de talla y los sujetadores se te llenen a la vez que tu cabeza se va haciendo un hueco en las conversaciones adultas. Digo que todo pasa porque vas superando retos. Vamos a pensarlo bien, Querer a alguien sin medidas de dolor y llorar durante horas, vale que si, que estabas enamorada hasta las trancas y no cambiarías por nadaaaaaa todo lo que viviste a su lado, enfados incluidos, todo ese enamoramiento con sus conversaciones sus noches sus sonrisas tus lloros y todo eso. Pero a que precio? nos dedicamos a pensar que nada va a volver a ser lo que era y a veces hasta nos quedamos enterrados en recuerdos sin darnos cuenta de que alguien maravilloso está esperando para agarrarte y ofrecerte que entres en su vida de una vez. Y buf, ahí la decisión ya es tuya, las secuelas, te arrebatarán la seguridad en más de una ocasión y probablemente las primeras caricias y los primeros parches, sean punzaditas en el corazón que desangren más tarde acomodadas en tu cama.. después comprendes que vale, nada igual, ni los besos se dan al mismo ritmo ni el corazón late con la misma intensidad, pero no es un error de fábrica. Estamos preparados para acostumbrarnos a determinadas manos, determinadas bocas, determinadas sonrisas... y el dolor que se siente cuando te arrebatan puede ser similar al de un disparo, una jeringuilla de MDMA directa al corazón y tener la sensación de que si lo vieras otra vez y te pincharan para quitarte sangre, no encontrarían ni una gota. Pero todo pasa, crees que te vas a morir, y después el día menos pensado se te pasa. Bifurcamos sentimientos, nos emborrachamos y gritamos que queremos a alguien con toda el alma ¿y despues? bomitas un rato y te levantas al día siguiente con una resaca increíble. Que todo parece enoooorme y los problemas superimposibles que ni piensas que puedan llegar a arreglarse, somos tremendistas en extremos, desconfiados egoístas y pecamos de gilipollas retrasados y sunormales, pero en realidad solo somos personas que caminan por senderos complicadísimos (JA JA) o tan fáciles que no sabemos con qué tontería engancharlos. Así que nada, a ser felices queridos, que cuando todo se termina, entonces si que estamos perdidos.

domingo, 30 de septiembre de 2012

Como cuántos kilometros duraban aquellas noches,  las de aquel presente frío nuestro, y las congeladas que viví sóla, sóla lo digo por no hacer referencia a ti. Que no te imaginas lo rica que sería si me pagaran por segundo gastado en ti,

jueves, 9 de agosto de 2012

"Porque es instintivo pensar que si te vas corriendo será más fácil no darte la vuelta. Porque te parece que cuanto más lejos estés, más pequeño y distante verás lo que dejas a tu espalda. Pero las reglas de la perspectiva no son validas en el amor. Puedes alejarte mil kilómetros, meses, años, pero sólo con volverte un segundo, con bajar un poco las defensas y dejarte vencer por el recuerdo, alli estará, guapo como siempre, con sus ojos pegados a los tuyos con su mano intentando retenerte, con su barba de algunos días que te irrita la piel, con su boca que viaja por tu cuerpo, viaja, sí, porque el amor utiliza extraños medios de transporte"

martes, 8 de mayo de 2012

Reinventar las noches y descubrir que aun quedan partículas de aire que respirar por cualquiera que no seas tú, que quedan demasiadas caricias después de las tuyas, carcajadas a borbotones, muchos amores pragmáticos y otros tantos escuetos como el esmalte en las uñas o el rimel en las pestañas. Podría ser cualquier persona. Créeme que podría ser cualquiera menos tu. Estarás encantado de saberlo, por muy referente que hayas sido, por mucho que añore dormir con tu ausencia a mi lado. Fuiste un amor coagulado que bailaba al antojo y jugaba con los dos reyes una partida de ajedrez en la que yo pretendía ser la única reina. Fuiste y no sé si todavía eres dolor sin nombre en volumenes enciclopédicos llenos de poco amor de contraste y mucha consideración sutil. No podrías volver a ser tú, no podríamos volver a vivir en los pronombres absolutos de Salinas, ese tu y yo, que quizá nunca llegamos a ser. A serlo todo sobró el tiempo que no supimos aprovechar. Y dá lo mismo, dá tan poco, que deja de merecer la pena en cuanto me pongo a pensarlo, fuimos justo todo lo contrario a dos personas que se quisieron, fuimos el  sur y el norte. Y digo fuimos porque en momentos pudimos serlo y ahora somos trizas de todo lo que pudimos ser y sueños que se quedaron en ello. Pero yo siempre pensé que de amor no se moría y luego apareciste tú, y morir no es la palabra, al final, acabas descubriendo que no es morir la palabra que buscas, sinó sobrevivir, y si te caes novecientas veces saber levantarte novecientas una. Guardarte bonito, aun no lo he conseguido, pero lo haré.

miércoles, 4 de abril de 2012

"Sin miedos liberemos nuestros sueños y vamos a recorrer por esos tiempos."

Para empezar, podría hacer un recuento de cuantas canciones conozco que huelen a tí.
Eras la risa sonora que me hacía erizar hasta el pelo nuevo que nace detrás de las orejas.
Fuiste el recuerdo más bello, las tardes más imperfectas, recuerdo por antonomasia tus manos perdidas en mi camiseta, manos que ahora rodean otras caderas menos anchas, y esos dientes que ya no me sonrien ni de la manera menos descarada. Y yo si que pude llegar a decir que te conocía, llegue a quererte de la forma menos humana. Pero echo más en falta tu presencia que tu amor, quererte me hacía ser feliz, escucharte aunque fuera minuto y medio al día, y en medio minuto te fuiste, como un día sin hacer nada. A ese le siguieron otros noventa recordándote hasta que me dolían los dientes de tanto apretarlos.
Pero yo tengo una teoría, una forma de vida que me hace más llevadera la cloaca con olor a ti que te dejaste:
Yo digo siempre que mi amor se fue a finales de enero, te lo llevaste desperdigado en una maleta gris, y me lo acabaste enviando de vuelta con una tarjetita que decía bien claro que no te hacía falta, y volvió a pegarse a mí, hasta que un día, la enterré lo más hondo que pude. Y volví a sonreír a todas horas, y más alto todavía cuando estabas cerca, porque a ladrar me enseñaste bastante. Y la vida acabó por enseñarme, que ser fuerte y fumarme los problemas con mi mejor amiga una tarde vale mucho más que llorar en tu alfombra. Y claro que, la arena que tapa la maleta está revuelta, y cada vez que suspiras y no es por mí, sube, cada vez que sonríes y no me estás mirando, sube, cada vez que no piensas en mi, vuelve a subir. Pero también le encontré remedio a eso: lo primero unas botas de hierro que me ayuden a volver a enterrarla cada vez que se sale de su habitat y lo segundo, tener unos labios que me ayuden a sonreir cualquier lunes, unos brazos que me abracen de vez en cuando si eso quieren y si no, otros vendrán.
Y tú puedes seguir a tus felices semanas, no te necesito tampoco, espero que lo sepas, que seais muy felices. De lejos.

lunes, 2 de abril de 2012




Habríamos parecido dos gilipollas, atados a una mesa que cogea siempre de la misma pata, a dos milimetros del suelo, con el mismo error de fábrica con el que nos vendieron la mentira de un amor sin fecha de caducidad reservada. Habría de quererte más si cabe, todos los jueves de ocho a tres, supongo que no te importará, a mi también dejan de rozarme tus escamas en los brazos al meterme en la cama, pero siguen doliendo tu indiferencia y el rastro que vas dejando, y puedes perderte en un bosque, cómpratelo y piérdete bien, piérdete con quien quieras sin arrastrarme nunca, óyeme bien, nunca. Doler duele pero no creo que llegues a saberlo, terminarás siendo el nada más claro de la historia, será todo del color y la espesura de la niebla y las comparaciones dejaran de ser odiosas para recordarte como uno de los pespuntes mejor dados de mi vida, un braguetazo en toda regla, los gemidos más reales y las manos más ágiles entre mis piernas, habríamos sido todo si de mi se tratase. Tranquilo no volveremos a ser nada, cambie el irme a ratitos y estar siempre, por el no estar nunca y quererte de lejos, cambie el fumarme la sien y los días por ti, a fumarlos por mi y por todos mis compañeros. Al menos ya nadie me hará temblar, y llegará el momento en que no me hará daño ni escuchar tu nombre, no pienso ni pestañear. Habría de quererte a morir, pero a mi no me mata nada, deberías saberlo, y si no, ahora ya lo sabes.

miércoles, 14 de marzo de 2012

FELIZ SEMANA NO. FELIZ TÚ

jueves, 8 de marzo de 2012


" El universo es para mi un feo lugar para olvidarte"

domingo, 26 de febrero de 2012

Dicen que no querrás a nadie, que no sabes querer, que eres así, una persona que no merece la pena (así de simple) que si pude enamorarme de ti podría enamorarme de cualquiera, quien sabe cuantas personas habrán pasado por mi vida diciéndome con total seguridad que algún día te tirarás de los pelos por no tenerme a tu lado. Yo no estoy tan segura, de lo que sí estoy segura es de que no tienes derecho a pedirme nada, lo hiciste lo mejor que pudiste, no te lo reprocho, aunque me lo habrías puesto más fácil estropeándome el corazón con una hostia enorme y no con tantas pequeñitas, el dolor lento es el más jodido. Y a mí no se me dá pasado, ni las ganas de cerrarte la boca a besos, ni el deseo de darlo todo por ti sin importarme el final feliz o el tortazo contra un muro, como si buscara una segunda parte para esta historia que no existe, que no se encontraría nunca. No consigo olvidarte, y continuo luchando contra tu sonrisa escapando de tu mirada, de todo lo que tenga que ver contigo. Pero sigue encendiéndose algo cuando escucho tu nombre, y se antoja difícil meterme en cama sin quitarme de la cabeza un beso largo en un bus un domingo de enero, la canción que cantabas una mañana a las ocho y media, las risas con las caras pegadas en una playa, tus mensajes de “ábreme” o “yo ya llegué” que no volverán a sonar en mi móvil, todas las películas que vi por ti, todas las palabras que leí y escuché de tu boca, todas las veces que te reías de mí por tardar mucho en ducharme, por como me sudaban las manos o por como tiemblo, por llegar siempre después de ti, por dejarte hacer todo a tu manera. Todas las veces que pensé en tu vida, en tus miedos, en tus problemas, en lo que llevas vivido, todas las vueltas que le dí para que las cosas salieran bien, todo lo que llegué a dar por ti día a día. Y ahora me cuesta, ¿tu te imaginas lo que me cuesta hacer que no te conozco?, ¿mirar que buscas en mí algo que yo no quiero ni puedo darte y sentirme culpable?, pensar que puede que nadie se llegue a dar cuenta como yo de cuanto, mereces la pena, y encima el miedo que me produce pensar en que nadie sepa llegar a quererte, o peor aun, que te llegue a querer más que yo. Yo noto como si hubiera un vacío enorme, como si se hubiera partido América del norte de América del sury no supiera como cruzar la frontera. No te imaginas lo que es estar todo el día olvidándote, intentando vencer algo que no hay por donde coger. Pero el amor es así, te deja la vida descolocada, y llega un momento que se va hacia cualquier lugar, te descuelgas de su boca y el te suelta la mano, y siempre que caes al suelo aparecen todas esas personas que merecen la pena y se vuelven locos por hacerte sonreir, por sacarte de la cama los domingos, por no dejarte llorar cuando estás en una discoteca y te lo encuentras de frente, y otra veces te dejan llorar sin decir nada, para decirte que eres una mujer increíble y quien no sea capaz de verlo no te merece. Y cuando casi te convences, piensas en los besos que tuviste puestos en los labios de otra mujer, y todos los muros que construyes durante días se vienen abajo un domingo sola, acostada en tu alfombra marrón, y sabes que volverás a ser feliz, pero también sabes lo que te está costando conseguirlo.