lunes, 14 de febrero de 2011

Es entonces, caes en la cuenta, de que una persona ya no es como era, y derrepente, sin venir al caso, te das cuenta que otra tampoco, pero de dos formas totalmente distintas, lo que se puede madurar en poco tiempo, lo que ayudan los golpes, aunque joda, aunque duela, aunque aveces preferirías meterte en cama y no despertarte hasta que pasaran unos diez años... y en cambio, si, ayudan, muchisimo, no crees? hasta el punto de que te conviertes en otra persona, tu, mejor que nadie lo sabes, y tu, con tus días asquerosos, con tus malas épocas, has llegado a ser, si, mi mejor amiga, con la que sé que puedo contar a todas horas, la que me dice, venga, tranquila, ya caerá.. la que me dice, no te agovies, o que me suelta, no te quejes, eres la jefa... la que me despierta dándome las gracias por simplemente estar aquí. Y no creo que sea desproporcional, encajamos bastante bien, podría quererte siempre, puedo seguir acostumbrada a tus días buenos, tanto como a tus días malos, y no cansarme nunca de tu cariño, de tenerte cerca, de querer abrazarte todas las ocho y veinte de todos los días, de hacer planes de fin de semana y de cuando seamos viejas, de poder hablarlo todo contigo, de no quedarme callada cuando algo no me gusta, de entrenar contigo, de no querer estar sin ti... de todo lo que llevamos construyendo desde aquellos días que ni siquiera recuerdo, que no me hacen falta, que solamente te necesito aquí como hasta ahora, con nuestras fiestas, nuestras botellas, nuestras discusiones, nuestras tardes...con la certeza de que mañana es martes y te voy a seguir teniendo a mi lado, y yo paso, de catorces de febrero, y de amor hoy y mañana no, que estoy aquí ¿cuando? SIEMPRE SIEMPRE SIEMPRE, todo el tiempo que me aguantes.