martes, 9 de febrero de 2010


Volvimos a vernos dos tardes más, alomejor hasta tres, no lo recuerdo muy bien, o alomejor tampoco quiero recordarlo ¿no?, lo que si recuerdo es que nos pusimos la misma ropa que la primera vez, a lo mejor buscando revivir aquel momento distinto, o quizás aquel día, inevitablemente perdido, y yo llevaba el pintalabios que tu madre me regalo hace años. Nos miramos apenas dos veces, y no quise besarme contigo. Hoy puedo decir que todo ha cambiado, ya no te quiero, bueno, si que te quiero, quizás no. La verdad es que no me dejas saberlo. Hola. Adiós. Al menos no tengo que verte todos los días, bueno, pero si me acuerdo de tí. Yo si recuerdo la primera véz, no me interesabas en absoluto.
Tú, bueno tu lo has tenido y tu lo has perdido, ¿que quieres que te diga? no lo rechazaras en tu día, esque ahí no lo quería, tu lo que tienes es mucho vicio criatura.
Bueno, se que al menos no soy la única que se siente así, es lo básico de la vida, tenemos, no apreciamos, perdemos, lo añoramos.
De todos modos, se me ha ido mi preciado otoño, y ya no tengo ni la mitad de ganas de estar triste, vamos a ver, esque te escribo a tí, querido subconsciente, porque en mi amistad no hay más agujero que el de la felicidad.
Se ha parado el autobús, y temblequéa, sí, esque cuando nos paramos, el no saber nos puede, cuando estamos en carretera abierta, deja de importar el camino.

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