miércoles, 19 de octubre de 2011

Como cuando te metes en cama a diez mil metros por encima de las mantas a las siete de la mañana con una sonrisa que parece que de tan amplia, se escapa. Como joden los días grises que llueve y el cielo complementa con un tono oscuro, como tirarte en la alfombra en calcetines a rayas, como dice mi canción favorita..“ Para ser más franca nadie piensa en ti, como lo hago yo, aunque te dé lo mismo..” como los domingos imprevistos y los días buenos, como las mañanas de domingo blanco que entran por el estor, esa letra que parece estar en todos y cada uno de los sitios, huecos y lugares de este mundo, como bosques nublados, salir a correr o fumarte un cigarro en la ventana de tu cuarto, ponerte tus tenis favoritos con un jersey nuevo o hablar cinco minutos por teléfono con tu hermana. Comprar una botella de agua a medias y bebértela tu sola, como todos los sueños de “mirar las pirámides, escalar el pico más grande del mundo, hacer puenting, paracaidismo, hacerte budista, ser escritora, ir a Nueva York de adolescente, ver el tibet, oler Barcelona por enésima vez, viajar con una psicóloga o echar un polvo en una cama de agua” Decirle a tus hijos que su madre un día estuvo loca por su padre, que los divorcios solo están de moda, tener un trabajo de mierda, llegar cansada a casa y tener que planchar, sacar al perro y vaciar el lavavajillas. No ver a las personas que más quieres y vivir con ello, hablar con tus padres de futuro y saber que tendrán que pedir un préstamo para pagar tu universidad, pensar en los cambios, comprarte un sujetador nuevo, ver tu serie favorita, cambiarle el acento a tu apellido, cambiar la palabra follar por “frungir”,blasfemar, pedir perdón, besar a un chico con novia, cantar en la ducha, hablar de caballos, cambiar de opinión o beberte sin escurrir los sentimiento,s un martes-mierda.
Da igual cuanta mierda esté aquí, porque las cosas malas molestan pero se quedan clavadas entre los sueños, los sentimientos, los buenos momentos, las miradas constantes y las palabras precisas. Y no importa cuantos errores cometamos o lo buena que pudiste llegar a ser aquel día, asegurarme de si te sigo queriendo llamando al 123 todos los días, lo encuentro como todo lo demás, innecesario, y sobre todo, estúpido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario