jueves, 1 de diciembre de 2011

1 Diciembre

Dificil es olvidar cosas que tienes demasiado aprendidas, como que Cervantes escribió el quijote, que los exámenes no se hacen a lápiz, que uso la talla ele y no la eme, cosas, como que mi madre llega todos los días a las diez y veinte, que los miércoles tienes gallego mientras yo tengo literatura, que los calcetines negros, quedan mal con los zapatos marrones. Quererte tanto también es algo que he aprendido a utilizar en mi contra, sin encontrar el termino medio que me lleve sin querer algún dia a tu vida, yo te lo escribo por todas partes, a ver si un dia apareces con un pie dentro de mi cama. Que ya sé como te ries, como hablas y como me sabes buscar y encontrar sin mapas ni gps, en el momento exacto, con las palabras contadas en milímetros y los besos con dedos de la mano derecha. Sé como describes la vida, pero no sé que esperas de ella, yo sólo sé que tu sabes, siempre supiste. Lo sabes todo, sabes los centímetros exactos y la altura a la que tienes que dejar tu boca de la mía para volverme idiota. Que yo estoy soldada, cosida, sellada, marcada y creada a tu antojo, escogiste los momentos para enamorarme acertando sin dejarme saber lo que estabas haciendo con tus maneras, esas maneras tuyas de mirarme cuando tienes sueño, cuando estás enfadado y tienes un mal día, o cuando las cosas van bien y el sol entra marcando territorio. Sé como sabes ser rey a veces y mendigo asqueroso otras. He aprendido a no judgarte, a quererte cuando me quieras y cuando no pues no y punto, a confiar lo mínimo en ti para llevarme sorpresas en lugar de ostias. Porque a veces, solo consiste en ser un poquito más fuertes que las del pupitre de al lado, y que quien te quiera joder, le salga siempre mal. Otras veces no, pierdes y punto. Y ya está.

No hay comentarios:

Publicar un comentario